Una multitud recibió al Padre Ignacio en Paraná

La presencia del padre Ignacio en Paraná generó grandes muestras de fe entre la multitud que se congregó para recibir la bendición. Asistieron alrededor de 30.000 personas.
Este cura que llegó hace 30 años de Sri Lanka es el protagonista de un impresionante fenómeno religioso. Y ayer se vio en Paraná. Algunos lo llaman «el cura sanador», sin embargo él mismo aclara que «lo cierto es que la curación, como el mismo Jesús lo dijo, es ‘tu fe te salva’; la fe obra. Lo más importante es dar la paz de Dios a las personas. Al encontrarla se acercan a Él, abriéndose el camino espiritual o reencontrándolo. La curación depende de la gracia de Dios, no es obra de uno».
Él entiende que «nadie sana, nadie tiene el poder de curar; quien lo tiene es el Señor. Solamente Dios me puede elegir, como a cualquier otro sacerdote o persona. A mí me dio la gracia de amar a los enfermos y estar con ellos. Esa es mi vocación”, ha dicho.
El padre Ignacio celebró la misa en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, y minutos después comenzó la bendición. Los servidores ordenaron a las miles de personas que esperaban por la imposición de manos.
Desde el matrimonio que no podía concebir hijos y que tras su diálogo con Ignacio logró el ansiado embarazo, hasta aquella mujer a la que le diagnosticaron cáncer y hoy no para de agradecer su buena evolución de salud, estuvieron presentes en la “celebración de la fe.
“Me curó de la cintura”, dijo un hombre, al salir del templo. “Es una emoción bárbara. He estado en Rosario, pero siempre es muy emocionante”, manifestó Santiago, un joven. “Sentí la presencia del Espíritu Santo”, afirmó un tercer hombre bendecido por el padre Ignacio.
“Es la primera vez que vengo” aseguró un hombre que estaba acompañado por su esposa, muchos indicaban que “por ser muy creyentes, asisten”, otros lo hacen por una enfermedad: “mi señora tiene cáncer y esperamos que el padre Ignacio nos ayude”; “Todos los días rezo las oraciones del Padre Ignacio, soy muy devota. Hay muchos comentarios favorables de él”, aseguró otra asistente.
“Hace años que lo sigo, donde él esta, voy”, “Vine con una fe tremenda, él me está ayudando con mi enfermedad, tengo cáncer de mama. La espera no me cansa, me fortalece”.
Las historias, todas las historias, se entremezclaron en la espera y tras las bendiciones recibidas, algunos no podían contener la emoción, otros agradecían la imposición de manos. Pero todos, decían sentir paz, tranquilidad.
Testimonios de fe, de esperanza, llevaron a miles de personas, a buscar su bendición. De acuerdo a lo indicado, unas 30.000 personas se dieron cita, en medio de la espera, la noche, el frío, y la lluvia, en una impresionante muestra de amor.