Una multitud dijo presente en La Rural

Más de 150.000 personas visitaron la muestra el fin de semana; los animales y productos regionales, atracciones indiscutidas.
Fue un fin de semana por demás convocante: en sólo dos días, unas 155.000 personas visitaron la 125a. Exposición Rural y ese aluvión de presencia confirmó, una vez más, el interés que suscita la mayor exposición agropecuaria del país.
Como todos los años, María Eugenia Goyenechea, una madre llegada desde Bolívar, pasó los molinetes de la entrada de la mano de su marido, Juan Carlos, y de sus pequeños hijos, Ignacio y Maite. «No nos perdemos nunca Palermo. Ignacio, el más grande, muere por los caballos y los autos», contó María Eugenia, una de las 106.704 personas que ayer recorrió con paciencia la muestra, el paseo obligado del fin de semana en el «debut» de las vacaciones.
La Rural atrae a las familias por tener diversiones para todos los gustos. Hay animales y juegos en los stands para los más chicos; los últimos modelos de pickups, para los amantes de los fierros; coloridos diseños de ponchos y foulards, para las señoras, y un enorme abanico de productos gourmet, para los sibaritas.
«La verdad es que vengo siempre, y desde 2008 veo que la muestra mejora año tras año, en su organización y posibilidades de entretenimiento», contó la treinteañera Cynthia Esteban, enfundada en una campera y un coqueto sombrero para soportar el frío. «No vengo del campo ni tengo que ver con el sector, pero nunca me pierdo los caballos y los Angus», explicó Esteban, que trabaja como ingeniera química.
Sea por las vacaciones de invierno, o por la posibilidad de ver al campo en acción, lo cierto es que son miles los visitantes que, como Cynthia, sin vínculos con el campo, se acercan a Palermo para ver un animal de cerca o apreciar las destrezas equinas. «Esta es la primera vez que puedo hacerme tiempo para visitar la expo. Muero por ver a los animales», explicó Marta Rossi, que trabaja como zapatera, llegó con su familia desde Banfield y no se perdió el concurso de aperos criollos.
El caso de Martina Tagle, una simpática adolescente de 16 años, es diferente. Ella viene a acompañar a su madre, que trabaja en la muestra desde hace años, pero igual recorre con gran interés los pabellones. «Me fascinan los espectáculos de caballos», explicó la joven.
Aluvión de público
Uno de los grandes atractivos para los más chicos fue admirar el primer ternerito nacido en la muestra: un animal de 36 kilos, hijo de una vaca Braford de Cabaña La República, de Luján. Debido al interés que suscita el animal, La Rural convocó a los niños para que sugieran el nombre con el que será bautizado.
Los encargados de los stands coincidieron en que las familias fueron las reinas de la muestra en el primer fin de semana de las vacaciones de invierno. Ese parecer resultó unánime. Carlos Weiss, de Los Petersen, firma a cargo de la concesión del tradicional Restaurante Central de la muestra, contó que la exposición arrancó con todo el sábado. A partir de allí, la convocatoria fue «incesante», dijo, y deslizó: «Todos los comensales mueren por el clásico bife de chorizo, y los más sofisticados, van por el ragout de cordero».
Los números del fin de semana hablan por sí solos. En el Central, entre 1500 cubiertos, se sirvieron en dos días 800 bifes de chorizo y 500 porciones de ragout de cordero.
Por la pista de pruebas que se construyó en el pozo del predio, unas 3000 personas pasaron a probar los últimos modelos de camionetas. En el stand de Misiones Rurales Argentinas, uno de los diez que venden comida al paso, se vendieron 1800 choripanes y 2500 sándwiches de pata, entre un total de 3400 menús servidos.
Hasta Horacio La Valle, un expositor tradicional de Hereford y Angus en Palermo, se sorprendió por el movimiento. «Vi mucha gente interesada en los animales, en los reproductores, cosa que no es tan frecuente a estas alturas de la exposición, cuando recién empezó», contó La Valle, que pese a la jornada helada, estuvo todo el día «al pie del cañón» en los boxes, donde exhibe los ejemplares de su cabaña, Las Tranqueras.
Las ventas de los stands marcharon viento en popa. «Aunque estamos en un stand un poco distanciado de todo, notamos una presencia fuerte el fin de semana. Los chicos, en especial, se vuelven locos por los productos, como los juguetes de felpa con formas de animales», contó Roberto Cárcamo, encargado del stand de la Asociación Argentina de Actividades Ecuestres para Discapacitados (Aaaepad).
El Salón de Regiones u Agroalimentos fue otro imán para las compras: allí 20 provincias comercializan productos regionales, como mermeladas, confituras, vinos, aceites y tejidos. «Acá las estrellas son las nueces confitadas, el dulce de cayote y los alfajores», contaron en el coqueto stand de Salta.
En el puesto de Tucumán, se sucedían de forma incesante las degustaciones de productos típicos, como limones, paltas, frutillas, jugo de naranja Citric, vinos Malbec y Torrontés y quesos de Tafí del Valle. Según contaron, su presencia allí es estratégica, ya que conecta a esas marcas con los consumidores porteños. «Mucha gente sabe que producimos limón y palta, pero se sorprenden cuando prueban las frutillas, el queso o los regionales. En ese sentido, estar acá nos sirvió mucho para que nos conozcan más y se interesen por la provincia», explicó una joven promotora.
La entrada a la muestra cuesta $ 20 y los menores de 8 años no pagan.