Siete muertos y graves daños por un fuerte terremoto en Italia

El sismo, de 5,9 grados en la escala Richter, tuvo su epicentro a 36 kilómetros de Bolonia.
Fueron 20 segundos interminables para una decena de pequeños poblados del norte de Italia, donde un sismo de 5,9 grados estremeció en la madrugada de ayer la región de Emilia-Romaña y dejó una estela de siete muertos, 50 heridos y 3000 evacuados, así como la devastación de fábricas y monumentos de incalculable valor histórico.
El sismo, con epicentro a cinco kilómetros de profundidad en la localidad de Finale Emilia,36 kilómetrosal norte de Bolonia, se sintió en todo el nordeste de la península, en una de las zonas más ricas del país. Sobre todo en regiones aledañas como Liguria, que tiene frontera con Francia, y Friuli, que limita con Eslovenia. Una réplica estremeció de nuevo la región pasadas las 15 y provocó otros derrumbes en Sant’Agostino y Ferrara, las poblaciones más afectadas.
Después de un fin de semana marcado por el terror por el atentado de anteayer contra una escuela del sur de la península, que causó la muerte de una adolescente, y un domingo apabullante con la noticia del terremoto, el primer ministro Mario Monti decidió anticipar su regreso de la cumbre dela OTAN que se celebra en Chicago.
«Fueron 20 segundos tremendos, como una metralleta. No cesaba de temblar, todo se caía: platos, vasos, muebles», relató uno de los damnificados, mientras se preparaba a pasar la noche en un gimnasio. Las oficinas, casas y departamentos de familia, sobre todo los más modernos, resistieron el movimiento telúrico gracias a las normas de construcción antisísmicas, mientras que las edificaciones antiguas se vieron seriamente dañadas.
Dos de los siete muertos eran obreros que murieron entre los escombros de una fábrica de cerámica en Sant’Agostino. Un tercero perdió la vida en una fábrica de metal de las cercanías. La cuarta víctima era otro obrero que fue encontrado en una zona industrial en Bondeno,15 kilómetros al norte de Sant’Agostino.
Además, fue hallada muerta una mujer de 37 años, en Casale. Quedó inconsciente tras el temblor y se especula que pudo morir a causa del pánico. En Sant’Agostino murió otra mujer, de 106 años, posiblemente también a causa del terror.
«Sentía la casa temblar, los muebles se movían, los objetos caían, la gente corría como loca», declaró a la prensa Claudio Bignami, un jubilado que reside en San Carlo, en las afueras de Ferrara. «Qué miedo, sentí mucho miedo», confesó Alda Bregoli, otra jubilada, que deambuló en pijama todo el día.»No puedo ni quiero entrar en mi casa», agregó.
El terremoto dañó muchos monumentos y las grietas estaban a la vista. Recorriendo las rutas de la región se observaban los daños provocados: ventanas y pedazos de balcones desprendidos, fábricas y galpones destruidos.
PREOCUPACIÓN
En las antiguas casas de campesinos se temía luego de las primeras horas que quedaran personas atrapadas o golpeadas por objetos. Y en algunos lugares, pasados largamente los primeros temblores, mientras se ponían en marcha los operativos de rescate, se continuaba sintiendo el ruido de ladrillos y material desprendido de las construcciones.
«¿Dónde están los socorristas? El techo de mi casa se desplomó. Necesito ayuda. ¿Por qué me ignoran?», gritaba desesperado un hombre desde su casa en medio del campo.
A primeras horas de la mañana se restableció el tráfico ferroviario de las principales líneas de la zona golpeada por el sismo. La reanudación del servicio se decidió «tras los reconocimientos técnicos previstos en los protocolos de seguridad para verificar la integridad de las infraestructuras», señalaron las autoridades del ferrocarril. No se registraron graves daños en la red de autopistas y de carreteras.
El inmenso patrimonio cultural de la región sufrió en cambio «notables daños», según el Ministerio de Bienes Culturales, que registró desprendimientos y grietas en varias iglesias importantes de Ferrara, entre ellas la de San Carlo y la de Santa Maria in Vado. Las agujas del reloj antiguo de la torre Sant’Agostino se detuvieron a las 4.04, la hora exacta del movimiento telúrico.
«Hemos perdido prácticamente todo nuestro patrimonio artístico», dijo Alberto Silvestri, alcalde de la localidad de San Felice. «Iglesias y torres se cayeron. El teatro sigue en pie, pero con grietas», agregó.
En San Carlo, el oratorio de la iglesia del siglo XVI, que estaba siendo restaurado, quedó destruido. Sobre el piso se veían pedazos de los ángeles esparcidos. «Trabajábamos desde hacía ocho años en la iglesia, ahora no queda nada», lamentó el arquitecto a cargo de las obras.
El sismo fue el más fuerte desde que uno de 6,2 grados sacudió la región de Abruzos el 6 de abril de 2009. Aquel terremoto dejó 308 muertos, 1600 heridos, miles de desplazados y devastó pueblos de la región y el centro histórico del L’Aquila.