Repitieron el 18% de los alumnos secundarios que rindieron en febrero

Según un estudio oficial, en 2010 el índice de repitencia había sido el 20 por ciento. Sin embargo, en Paraná pasó del 8% al 13, en tanto en Villaguay del 26% al 31%.
El índice de repitencia entre el universo de alumnos de nivel secundario que no consigue promocionar de un año a otro, y atraviesa la instancia de las mesas examinadoras de febrero, bajó dos puntos.
Un relevamiento oficial hecho sobre una muestra de 51 escuelas medias de toda la provincia muestra que mientras en 2010 el índice de repitencia fue del 20%, en 2011 bajó al 18%. Claro que esos promedios esconden las oscilaciones que se dieron hacia el interior.
Así por ejemplo en el departamento Paraná hubo un aumento en el índice de repitencia, que pasó del 8% al 13%; en Villaguay, que muestra la tasa más elevada, pasó del 26% al 31%; pero en Victoria bajó del 26% al 7%, lo mismo que en Gualeguay, del 11% al 8%.
Concordia, también, bajó del 23% al 18%; y Gualeguaychú, del 29% al 19%.
La muestra, entre 1 y 4 escuelas por departamento, involucró a un total de más de 12 mil alumnos.
La directora de Educación Secundaria del Consejo General de Educación (CGE), Marcela Mangeón, consideró: “Creo que es un avance tener estos números de regencia. O sea, las mesas de febrero no fueron una hecatombe, como muchos hubiesen supuesto; la realidad muestra otra cosa, y esto lo dicen los números. Está claro que todos hubiésemos querido que la baja en el índice de repitencia hubiese sido más pronunciada, lo cierto es que los cambios en educación no son de un día para el otro”.
Al respecto, la funcionaria plantea como “un avance”, producto de la transformación que se viene aplicando en la escuela secundaria desde 2008, con los cambios de planes, con la obligatoriedad en todo el trayecto, con la incorporación de una nueva modalidad de evaluación, con la aplicación de programas de retención de matrícula y de tutorías. “Es un avance importante, en un tiempo corto”, afirmó.
La mejora en los niveles de rendimiento de los alumnos se dio apoyado en un plan de asistencia financiera, el Plan Mejora, que buscó apuntalar el trabajo del docente en el aula. Se trata de una inversión de 12 millones de pesos, financiado por la Nación, para abonar sueldos a docentes que se desempeñaron en 2011 como tutores: en contraturno, daban clases de apoyo sobre los contenidos que dictaba el docente de la asignatura. Y así se buscó bajar el índice de fracaso de los alumnos.
En 2011 fueron 200 escuelas beneficiadas por ese plan; pero desde 2012, se generaliza a las 421 escuelas primarias, públicas y privadas.
Mangeón dijo que los datos deben leerse en perspectiva, y aportar al trabajo de toma de decisiones respecto de qué cambios se deben aplicar en los sistemas de enseñanza para que la inversión reporte más beneficios, y que ese beneficio se traduzca en un mejor rendimiento escolar. “Las escuelas de verano son un modo; pero hay que trabajar todo el año en el acompañamiento del alumno”, apuntó.
“Hay que tener en claro que las escuelas de verano son un modo de acompañamiento de los alumnos, pero el trabajo debe darse durante todo el año. Hay que trabajar la relación del alumno con el estudio. Y lo que hay que priorizar es que el tutor tenga un trabajo codo a codo con el profesor del aula, para evitar que el chico llegue al final del trimestre con números en rojo, con contenidos sin trabajar, con entendimientos sin completar”, puntualizó Mangeón.
Si ese camino se sigue, añadió, si hay acompañamiento, vuelta y revisión de contenido, seguimiento del rendimiento del alumno, las escuelas de verano no tendrían razón de ser. “Si no existieran, es porque trabajamos bien durante el año”, completó.
Claro que conseguir que los tutores rindan del modo que se espera, que los alumnos puedan aprender los contenidos que se dictan en el aula, y que si no, reciban acompañamiento del tutor, depende que éstos, los tutores, entiendan cuál es su función. Y para eso, desde Educación prometen un amplio plan de capacitación durante el año.
Respecto a cómo analizar las modalidades educativas y el rendimiento de los estudiantes, Marcela Mangeón, realizó una advertencia: la escuela también necesita que en los aprendizajes se involucre la familia. “Que los alumnos no sean niños, que sean mayores, no significa que puedan solos, que no sea necesario que haya un adulto que acompañe. No es sólo responsabilidad del docente, sino que tienen que involucrarse los padres”, planteó, y el aviso alcanza a lo que ocurrió durante el último receso escolar, y las escuelas de verano: no fue masiva la presencia de los alumnos para hacer uso de una posibilidad que el sistema brindó para prepararse del mejor modo para enfrentar las mesas examinadoras.