Noruega será aún más tolerante tras los atentados

Así lo adelantó el primero ministro, Jens Stoltenberg. El pueblo noruego apostará por más democracia y una mayor apertura. Aunque impresionados tras el ataque de Breivik, los ciudadanos han mostrado una actitud pacífica
«Juntos castigaremos al asesino. Y su castigo será más generosidad, más tolerancia, más democracia«, resaltó.
Al unísono con el alcalde de Oslo, Noruega se niega a sacrificar sus valores tras la matanza provocada por un presunto ultraderechista el viernes, en la que murieron 76 personas.
Desde Fabian Stang, al frente del ayuntamiento de Oslo, hasta el rey Harald, pasando por ciudadanos anónimos, el mensaje es el mismo: «transparencia», «apertura», «proximidad», «democracia«; virtudes que para ellos deben seguir constituyendo la identidad del país.
Según Harald Stanghelle, comentarista del diario de referencia Aftenposten, Noruega seguirá siendo la misma en el futuro. La cuestión de la seguridad adquirirá una mayor relevancia, pero no será omnipresente.
Tanto los políticos como las demás autoridades y la prensa han dicho que es indispensable no ceder a la obsesión de la seguridad, que el país no debe cerrarse en sí mismo y vivir angustiado«, explicó. «Por otro lado, Noruega es un país inocente y parte de esa inocencia nos la han quitado«, añade.
Según él, uno de los efectos inmediatos podría ser una mayor simpatía por los inmigrantes en la sociedad noruega. Saludado por su gestión humana pero firme tras los atentados, el primer ministro laborista Jens Stoltenber no ha dejado de animar a sus conciudadanos a «conservar sus valores».
«Habrá una Noruega de antes del 22 de julio y una Noruega de después. Pero somos nosotros los que debemos decidir» cómo será el país, dijo el jefe del gobierno el lunes por la noche a más de 100.000 personas concentradas en las orillas del fiordo de Oslo.
«Nuestra respuesta se ha amplificado a lo largo de las horas, los días y las noches incomprensibles que acabamos de vivir: más apertura, más democracia. Somos nosotros. Es Noruega«, dijo, fiel a la actitud adoptada horas después del drama.
En ningún momento en las concentraciones conmemorativas se han producido reacciones de odio.
En la calle predomina el mismo ánimo: los noruegos están impactados, pero se muestran pacíficos. Las rosas son omnipresentes, y últimamente aparecieron camisetas con el lema «Oslove».
«Hay que responder con un espíritu más abierto, con más escucha, seguir siendo un país abierto y libre, para no dar a Breivik lo que quiere», explica Per Gunnar Gulstuen, de 52 años, refiriéndose al presunto autor de la matanza, un joven que en un largo manifiesto redactado durante años se presentó como un «cruzado» comprometido en la lucha contra el islam y el marxismo.
«No hagamos como en los Estados Unidos después del 11 de septiembre, poniendo policías y controles por todas partes», añade Per Gunnar Gulstuen.