La duda: ¿quién será el candidato a vice?

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La lista incluye a gobernadores y funcionarios.

Cristina Kirchner volvió a sorprender. Y a demostrar que, cuando de información delicada (y esperada) se trata, sólo ella conoce el cuándo y el cómo. Eligió el mismo salón en el que se veló a Néstor Kirchner para develar la incógnita medular de los últimos meses de la política nacional: como ya todo lo indicaba, peleará por cuatro años más en la Casa Rosada.

Pero (también fiel a su estilo), dejó un misterio en pie. No dijo una sola palabra de quién será su candidato a vice. Ni un indicio. Ni una sola frase suelta al pasar. Aludió a Cobos, sin nombrarlo, claro (¿no imaginó el intento de silbatina que llegaría inmediatamente después?) y enseguida pidió que frenaran la burla. Pero de su compañero de fórmula, nada.

¿Quiénes integran esa lista de posibles compañeros de fórmula que ahora son la comidilla exclusiva de las charlas en los rincones del poder? ¿Quién será el elegido?

La nómina podría dividirse en dos grandes lotes. El primero es el de los ultra K y concentra los nombres a los que se les atribuyen mayores chances. Lo integran Juan Manuel Abal Medina, Amado Boudou, Alicia Kirchner y Carlos Zannini. En las últimas horas se les sumó el senador santacruceño Nicolás Fernández, un pingüino de pura cepa.

El principal capital que los aúna, y los vuelve «vicepresidenciables», es el de la fidelidad a prueba de balas, el alineamiento que nada sabe de disidencia, el acompañamiento sin rendijas. Sobre ese telón de fondo, la figura de Abal Medina cotiza en alza y se recorta con nitidez: es joven, eficiente y convencido. Amigo del bajo perfil y, pese a ser el secretario de Medios, prefiere tener los micrófonos bien lejos. En el universo simbólico oficialista aparece además como una suerte de «heredero político» de Néstor Kirchner.

Paradójicamente, sus flancos débiles coinciden con sus fortalezas. Sus detractores apuntan a su juventud y su falta de experiencia y apuntan que, como presidente del Senado, el vicepresidente debería ser un hombre curtido y preparado para lidiar con las sorpresas desagradables que podría deparar el Congreso, sobre todo en un mandato que Cristina Kirchner encararía sin el colchón de la reelección como horizonte.

Es frente a este último atributo que gana terreno Nicolás «Tito» Fernández, que conoce como pocos los tiempos, trampas y vericuetos de la Cámara alta.

Amado Boudou escaló en la lista de posibles vices sobre todo desde que Cristina Kirchner lo dejó afuera de la pelea por la jefatura de gobierno porteño. Sonó entonces con fuerza la teoría de que el ministro de Economía recibiría la candidatura como una especie de premio consuelo. Sin embargo, cuesta creer en la vicepresidencia como un bálsamo frente a la batalla perdida en la ciudad. Si la Presidenta eligiera a Boudou tendría que pensar, casi en simultáneo, quién podría reemplazarlo al frente del Palacio de Hacienda.

El nombre de Alicia Krchner emergió hace pocos días, cuando circuló con fuerza la versión de que, en medio de una fuerte presión familiar, la jefa del Estado analizaba la posibilidad de dejar el poder el 10 de diciembre. La propuesta no cosechó muchos adeptos, pero el solo hecho de que haya circulado es todo un indicador de cómo la voluntad de reforzar la mística del apellido Kirchner está vigente.

Carlos Zannini suma puntos por integrar el cada vez más exclusivo círculo de colaboradores Cristina Kirchner. Por las manos del secretario legal y técnico pasan hoy casi todas las decisiones de gestión.

En el segundo lote esperan los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Urribarri (Entre Ríos) y José Alperovich (Tucumán). El chaqueño es quien aparece con más chances. Reúne atributos muy valorados por la Presidenta: es joven y un «defensor a ultranza del modelo», como lo califican en los pasillos del poder. Hay quienes en la lista incluyen además al santiagueño Gerardo Zamora, aunque su origen radical podría dejarlo fuera de carrera.

Elegir a un gobernador sería sin duda una señal al PJ, una muestra de que el peronismo tradicional seguirá teniendo influencia pese al avance, a esta altura inegable, de los jóvenes identificados con el kirchnerismo a ultranza.

Hay un tercer grupo que conviene reservar para los outsiders. El grupo empieza y termina en Eugenio Zaffaroni, cuya postulación empezó a circular como posible hace pocos días, aunque perdió fuerza con la desmentida del propio juez de la Corte. En este último grupo convendría incluir al candidato inesperado, el «tapado», ese en el que nadie pensó, pero que termina quedándose con el premio. La Presidenta también podría optar por el factor sorpresa.

En la definición de quién será el candidato a vice, Cristina Kirchner se juega mucho más que la elección de su compañero de fórmula. La decisión será un indicador del sello que buscará imprimirle a un eventual próximo mandato. Será además una señal a alguna de las usinas de influencia que hoy alimentan su poder.

Ella ya es candidata. Sus alternativas están sobre la mesa. Igual que el reloj que marca la cuenta regresiva y que dejará de funcionar cuando el próximo sábado empiece a ser domingo.

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