Eligen a un tecnócrata para rescatar a Italia: Monti

El presidente, Giorgio Napolitano, le encargó formar gobierno para suceder a Silvio Berlusconi.La UE y el FMI lo apoyan.

La era post Silvio Berlusconi ya comenzó. Tal como se esperaba y tal como prevéla Constitución, el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, le encargó ayer a Mario Monti -un reconocido economista de 69 años al que apuestan los mercados, el establishment,la Unión Europeay el Fondo Monetario Internacional-, la tarea de formar un gobierno para salvar a Italia del abismo.

Ya bautizado por los medios como «Supermario», ex comisario europeo y presidente dela Universidad Bocconi, de Milán, tal como prevé la praxis constitucional, Monti aceptó el encargo con reserva.

Monti, una personalidad en las antípodas de Silvio Berlusconi, que anteayer renunció bajo presión de los mercados y humillado por miles de personas que salieron a las calles para abuchearlo, enseguida rompió el silencio y dejó en claro cuál es su principal objetivo: «Resolver la situación financiera y promover el crecimiento con foco en la equidad social. Que Italia vuelva a ser un elemento de fuerza y no de debilidad en Europa». Monti, que fue designado el miércoles pasado por Napolitano «senador vitalicio», llamó a un «esfuerzo colectivo» y afirmó que se disponía a trabajar «con responsabilidad y servicio».

Se espera que la perspectiva de un gobierno de emergencia liderado por un tecnócrata como Monti servirá para tranquilizar al mundo financiero, en los últimos meses al borde de un ataque de nervios debido a la falta absoluta de confianza en la capacidad de pago de Italia, que tiene una deuda de casi dos billones de euros, equivalente al 120% del PBI. De hecho, su designación fue recibida de inmediato con optimismo porla UEy el FMI.

Monti, que hoy empezará a reunirse con los diversos partidos políticos, reconoció que el país está «en un momento de particular dificultad», y dijo que espera que Italia vuelva a ser nuevamente «protagonista» de la eurozona.

Pero ya antes del arranque del gobierno de Monti, que se descuenta estará formado por «técnicos», Berlusconi, quizá revitalizado por las manifestaciones adversas del día anterior, cuando miles de personas salieron a las calles para festejar su renuncia, volvió al ruedo. En un mensaje grabado y transmitido por todas las cadenas de televisión, advirtió: «No me rindo».

«A todos los que se exultaron por lo que consideran mi salida de escena quiero decirles muy claramente que desde mañana [por hoy] redoblaré mis esfuerzos para mejorar a Italia (…) No me esperaba reconocimientos, pero no me rendiré hasta lograr modernizar a Italia.»

Pese a que dejó claro que su renuncia no significa que se retirará de la política, el Cavaliere confirmó que, en nombre de la responsabilidad, estaba dispuesto a apoyar la formación de un ejecutivo encabezado por Monti.

Tal como prevén los rituales, en la primera jornada sin Berlusconi como premier, Napolitano, que tomó las riendas de una crisis política y económica que dejó en vilo ala UE y al mundo, se reunió desde temprano con todos los grupos políticos presentes en el Parlamento. Al cabo de esta ronda de consultas «relámpago», Monti recibió oficialmente el encargo de tratar de formar un nuevo gobierno. «Trataré de llevar a cabo la tarea que se me encomendó con sentido de responsabilidad y de servicio al país», dijo este prestigioso economista. «Las consultas que llevaré a cabo con los distintos partidos las realizaré con urgencia, pero con escrúpulo.»

Monti destacó su voluntad de sanear la situación financiera y relanzar el crecimiento de Italia, estancada desde hace diez años, con especial atención en la «equidad social». «Se los debemos a nuestros hijos. Tenemos que darles un futuro concreto de dignidad y esperanza», dijo.

Tanto Monti como Napolitano hicieron saber que el nuevo gobierno estará listo antes de que concluya esta semana. Pero echaron por tierra la posibilidad de que se logre en tiempo récord. «Las voces que circulan sobre los tiempos del gobierno y los nombres de los posibles ministros son pura fantasía», dijeron.

La aparición de Monti ante la prensa duró apenas cuatro minutos. Habló de compromiso, emergencia, rescate y crecimiento, y trazó las líneas maestras de lo que será su nuevo gobierno. Este contará con el apoyo del Partido Democrático (de centroizquierda y el principal de la oposición), del centrista Tercer Polo, del oficialista Partido del Pueblo dela Libertad, a regañadientes, pero no de la xenófoba Liga Norte. El partido Italia de los Valores, del ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro, en tanto, tuvo una posición ambigua: «Lo que pedimos es que el gobierno que se está formando sea sólo temporal. Decidiremos nuestra posición según sea el equipo de gobierno y el programa», dijo Di Pietro.

Según un sondeo que publicó ayer el diario La Stampa, el 58% de los italianos dice que le inspiraría mucha o bastante confianza un gobierno técnico de Monti. Y el 50% no duda en pronosticar que será mejor que el de Silvio Berlusconi, frente a sólo un 7% que vaticina que será peor, y el 17% que apuesta a que será igual.

 

DESCONTENTO SOCIAL

Las medidas que Monti busca aprobar en lo inmediato incluyen un impuesto al patrimonio; la reintroducción del impuesto inmobiliario para la primera casa, y la extensión a los 67 años de la edad para jubilarse antes de 2026. Es decir, medidas de lo más impopulares, que seguramente crearán descontento social en Italia.

Si bien Napolitano y Monti definieron como «fantasías» las voces que corren sobre los supuestos nuevos ministros, se cree que será el propio Monti el nuevo ministro de Economía del gobierno que sucedería al del desacreditado Berlusconi. En los demás puestos se espera la designación de «bocconianos», es decir, profesores de la prestigiosa Universidad Bocconi, que hasta ayer encabezó Monti.

Si anteanoche Berlusconi vivió una verdadera humillación al verse obligado a retirarse por una salida lateral del Palacio del Quirinale, la sede de la presidencia donde presentó su renuncia, debido a una multitud que lo silbaba y abucheaba, ayer fue distinto. Decenas de «fans» se presentaron en su residencia romana para vivarlo y agradecerle «¡Grazie, Silvio!», levantándole el ánimo.

Como no podía ser de otra manera, los diarios le dedicaron páginas y páginas al fin de la era Berlusconi.La Stampautilizó el título de un libro de Osvaldo Soriano, Triste, solitario y final, para definir la dramática salida del Cavaliere.

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