EE.UU. votó otra vez en contra de créditos para la Argentina
Por segunda vez en 10 días actuó así en el directorio del BID y promete buscar el apoyo de otros países.
Con un nuevo gesto, el gobierno de Barack Obama ratificó su declarada intención de sancionar a la Argentina por «incumplimiento» de normas internacionales en materia financiera. Lo hizo al votar, por segunda vez en diez días, en contra del otorgamiento de créditos para desarrollo y fomento gestionados por la Argentina en organismos de crédito internacional.
La incorporación de ese elemento político en la consideración de créditos para nuestro país había sido anunciada por la subsecretaria para Mercados Internacionales y Desarrollo del Tesoro de EE.UU., Marisa Lago, el pasado miércoles. «Lo hacemos para enviar un mensaje» sobre la necesidad de que «los compromisos internacionales se cumplan», dijo la funcionaria, al explicitar el giro político en una reunión de la Comisión de Finanzas de la Cámara de Representantes.
No sólo se trata del voto en contra. Lago confirmó también la intención del gobierno demócrata de hacer campaña con otros países desarrollados, para que «compartan nuestra preocupación» y voten en consonancia.
Ya en el momento de hacer explícita esa posición, los Estados Unidos había votado en contra de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por 230 millones de dólares para desarrollo agrícola. Dos días después, Washington ratificó su mensaje al votar nuevamente en contra de otro préstamo del BID, aunque esta vez por un monto mucho más chico: 1,7 millones de dólares. En ambos casos, los préstamos resultaron igualmente aprobados gracias al voto de otros países, según se comprobó.
La subsecretaria confirmó que la política se adoptará en los créditos que la Argentina gestione tanto en el BID como en el Banco Mundial (BM), que hoy son las dos fuentes principales de financiamiento exterior a baja tasa de la Argentina, luego de su retirada forzada del mercado de capitales.
Interpretado como «un mensaje concreto para la Argentina», el gesto de los Estados Unidos no tuvo, hasta ahora, respuesta por parte de las autoridades en Buenos Aires. «La cuestión está en manos del nivel más alto de decisión», se indicó. Por su parte, el ministro Amado Boudou expresó ayer en un acto de campaña: «No necesitamos consejos de nadie de afuera, sino escuchar siempre al pueblo pensando en la Argentina y en nuestra gente, y no en el FMI ni el Banco Mundial».
Las mismas fuentes confiaron en que el giro «no se traduzca» en un perjuicio concreto para el país, aunque aceptaron sus derivaciones en lo político. Un termómetro de eso podría tenerse en la próxima reunión del G-20, en Cannes, a la que piensa asistir la presidenta Cristina Kirchner.
«Lo que se ve claramente es que hay una incorporación de elementos políticos en una evaluación crediticia; algo que, cuando no hay anomalías, es un trámite técnico», dijo un economista con experiencia en la materia.
Consultados por este diario, la Embajada argentina y la representación de nuestro país en el BID se abstuvieron de hacer comentarios.
Al momento de hacer su anuncio, la representante de la Secretaría del Tesoro había escuchado la protesta de diputados norteamericanos por el «incumplimiento» en el que incurrió el Gobierno frente a los fallos que produjo el tribunal arbitral del Banco Mundial (Ciadi), favorables a empresas norteamericanas en sus juicios contra el país.
También mencionaron la «resistencia» de la Argentina a «negociar con sus acreedores internacionales». La cuestión fue formalmente expuesta por el diputado republicano Robert Dold, pero aclaró que lo hacía en nombre de otros más.
De acuerdo con las cifras del Ministerio de Economía, la Argentina gestionó el año pasado cerca de 1400 millones de dólares ante el BID y otros 800 millones ante el Banco Mundial, lo que hace un total de 2200 millones de dólares.
Voceros oficiales explicaron, sin embargo, que la cifra es menor, dado que a estas alturas del año buena parte de los créditos ya fueron aprobados.
«No hay ningún problema con el tema de los préstamos. Todo está muy bien y viene muy bien», afirmó, días atrás, el ministro de Planificación, Julio De Vido, cuando, horas antes de difundirse el giro norteamericano, se reunió en Nueva York con el director del BID, Luis Alberto Moreno.
No hay memoria reciente de una actitud de ese tipo de Washington hacia nuestro país. «Votamos así para enviar un mensaje sobre nuestra preocupación sobre esto. Seguiremos votando no a los créditos para la Argentina y esperamos involucrarnos con otros donantes para que compartan nuestra preocupación y para enviar un mensaje de que valoramos y pensamos que los países deben cumplir con sus obligaciones internacionales», dijo Lago.
La nueva política no fue aplicada aún en tratativas ante el Banco Mundial (BM), donde la Argentina gestiona ahora un préstamo por 85 millones de dólares. La confianza es que, de todas maneras y al igual que sucedió en el BID, el préstamo salga a flote con el apoyo de otros países.
El revés llega en momentos en que la Argentina estaba confiada en haber desarrollado una eficaz estrategia para revertir la impresión negativa de Washington ante la decisión del Gobierno de no efectivizar el pago de algunos fallos del tribunal del Ciadi.
«La Argentina está cumpliendo con lo que dicta el procedimiento», aseguró, de hecho, el embajador Alfredo Chiaradia en cartas que envió al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, y a la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Estas mostraban, incluso, la disposición del país a someter el caso ante el Tribunal Internacional de La Haya si hubiera sanciones comerciales contra el país. La duda es si ese posible escenario está ahora más cerca..