Reclamaron justicia por Cristian Ríos con una marcha de silencio

En una movilización, los vecinos de Bajada Grande exigieron el esclarecimiento del crimen de Cristian Ríos, la instrumentación de medidas de seguridad y que se coloquen luminarias en la zona. Familiares y allegados del niño de 6 años colocaron una cruz en el lugar donde fue hallado el cuerpo del pequeño asesinado el 21 de mayo.
Familiares y vecinos de Cristian Ríos marcharon en silencio y con un único reclamo de justicia por el crimen del chico de 6 años. Una importante caravana caminó en silencio desde la aceitera de avenida Larramendi, hasta el lugar donde fue hallado el cadáver del chico, escondido en medio de un frondoso yuyal en el barrio Bajada Grande de Paraná.
El rostro de ese nene de 6 años se elevaba al cielo entre el gentío que caminaba en silencio primero por calle Baxada del Paraná y luego por entre los arbustos y pastizales que cubren el blanco donde fue hallado el cuerpo de Cristian, asesinado el 21 de mayo. Entre las pancartas se colaban también algunas fotos del adolescente de 16 años acusado de haber intentado abusar de Cristian y que lo habría ahorcado con su propia ropa.
“Queremos que se siga investigando, que encuentren a los responsables”, alcanzó a decir con una voz tenue, apenas audible, Roberto Ríos, el padre de Cristian. “Como la mayoría de los asistentes a esta marcha, exigimos justicia”, alcanzó a agregar este hombre curtido por el sol, castigado por la vida, que vive de lo que pesca en Bajada Grande, apenas arribado al lugar donde fue hallado el cuerpo, semienterrado.
Impactante es la imagen de las velas rodeando la cruz que los familiares de Cristian colocaron al pie del pequeño pozo de menos de un metro de profundidad donde fue hallado el nene. “No descansaremos hasta lograr justicia”, clamaba un cartel al fondo. Un rosario rodeando la cruz y la foto del chico completaban el cuadro triste.
“Es muy grande el dolor por la pérdida de mi bebé, pero no tengo palabras para agradecer a la gente, estoy muy agradecido a todos por habernos acompañado. Sabía que iba a venir mucha gente, pero no así. Ojalá que Dios nos ayude para seguir criando a nuestros hijos y pidiendo justicia”, afirmó Roberto Ríos, mientras vecinos que lo rodeaban, abrazaban y le daban fuerzas.
Reclamo. Un aplauso y un incesante clamor de justicia coronaron la caminata por ese sitio desolado, a través de un sendero arenoso rodeado de yuyos y arbustos. Los reclamos se repartían por partes iguales al juez que interviene en la causa y el municipio. Por un lado, justicia; por el otro, luminarias para mayor seguridad.
Entre la gente se escuchaban cuestionamientos de todo tipo. “Pedimos más seguridad para nuestro barrio, que traigan las luces para estos lugares; somos paranaenses, pertenecemos a Paraná y tenemos derechos como todos los ciudadanos”, clamaba un vecino enfundado en una bandera argentina y otra entrerriana. “Tiene que haber justicia. Muchos de nosotros creemos que la justicia tiene que ser de verdad, porque pareciera que hay distintas clases de justicia: una para los que tienen nivel y otra para los pobres”, se quejaba una mujer a su lado, con la voz ronca de bronca.
“Lo único que tenemos para pedir es justicia. Queremos que salga a la luz todo lo que pasó con Cristian, queremos saber paso a paso lo que está haciendola Justiciapara esclarecer este hecho y vamos a seguir reclamando para que no quede impune. No porque se trate de gente pobre vamos a permitir que no haya justicia”, reflexionó otra vecina mientras se alejaba del sitio donde fue hallado Cristian.
La marcha de la investigación
Cristian había nacido el 18 de junio de 2005 y tuvo una vida no exenta de complicaciones, necesidades y situaciones poco gratas. Vivía con sus padres y un hermanastro en una casa precaria ubicada en la calle del Camino Costero, detrás de los silos de la aceitera de Bajada Grande, aunque un matrimonio vecino estaba en trámites para su adopción cuando se lo llevó la muerte, a pocas semanas de que cumpliera 7 años.
Se sabe que el lunes alrededor de las 14 salió de allí hasta un kiosco cercano. Algunos testigos habrían manifestado que lo vieron en los alrededores un par de horas después. Pero es un misterio lo que ocurrió hasta el martes a media mañana.
El jueves pasadola Policíadetuvo a un joven de 16 años oriundo del barrio de Puerto Viejo. El martes declaró ante el juez Penal de Niños y Adolescentes Mario Gómez del Río, el defensor Pablo Barbirotto y la fiscal Laura Cattáneo. El adolescente dio su versión y volvió al centro del diagnóstico del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente yla Familia(Copnaf) donde permanece alojado.