Crece la oferta de lámparas de bajo consumo en Paraná

Los consumidores están obligados a adquirir focos de bajo consumo que suponen mayor durabilidad, pero se adquieren en el mercado a un precio superior al que tenían las lámparas incandescentes. Los precios varían entre 11 y 50 pesos.
A partir de la implementación de la Ley Nº 26.473, que comenzó a aplicarse el 1º de junio, se dispuso la prohibición de “la importación y comercialización de lámparas incandescentes de uso residencial general en todo el territorio de la República Argentina”. Este tipo de luminarias debió ser reemplazado paulatinamente por las de bajo consumo.
El objetivo de esta medida es lograr un mayor ahorro de energía, frente a la creciente demanda que se registra año a año.
Previo a la sanción de esta normativa, a través del Programa Nacional de Uso Racional de la Energía impulsado por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, cada municipio debía coordinar la entrega de dos lámparas de bajo consumo en cada vivienda. Así fue que desde 2008 más de 150.000 hogares de la provincia comenzaron este recambio.
En la actualidad, los consumidores están obligados a adquirir focos de bajo consumo, que suponen por otra parte una mayor durabilidad, pero se adquieren en el mercado a un precio superior al que tenían las lámparas incandescentes, que llegaban a costar hasta 5 veces menos.
Hoy, para iluminar “una casa tipo” de cinco ambientes, hay que pensar en disponer mínimamente de 150 pesos, considerando la compra de productos de marcas reconocidas, que pueden ofrecen una durabilidad de hasta ocho años.
Existen opciones más económicas, presentadas por segundas marcas, cuyos artículos se venden desde los 10,90 pesos, pero su performance no está garantizada y desde los locales de venta se advierte que “lo focos no tiene cambio ni devolución”.
Para lograr una mayor durabilidad hay que tener en cuenta algunas consideraciones. El ingeniero en electrónica y docente de la Universidad Tecnológica Nacional, Favio Vincitorio, comentó a diario Uno que “al probarlas, hay que elegir aquellas que demoran un par de segundos en encenderse; asimismo evitar montarlas en artefactos cerrados, asegurando que las lámparas reciban ventilación”. Por otra parte, aconsejó “no prolongar su uso más de tres o cuatro horas, y por último, no prenderlas y apagarlas continuamente”. De esta manera, se puede lograr un mejor resultado, sobre todo hoy en día, que ya no resulta tan económico reemplazar un foco que se quema.
El profesional aconsejó también que “informarse con un especialista sobre cuál es la intensidad adecuada para cada ambiente”, es muy valioso.
Más durables
Con el propósito de lograr un mayor ahorro energético, desde hace cinco meses se prohibió la comercialización de las lámparas incandescentes, aunque la medida contempla que están exceptuadas aquellas cuya potencia es igual o menor a 25 o a 50 vatios, usadas generalmente en electrodomésticos como heladeras, microondas, entre otros.
Hasta que no se fabriquen los de bajo consumo pequeños, en algunos comercios todavía se encuentran los incandescentes aunque en la preferencia de los consumidores se han instalado la opciones de bajo consumo, que ofrecen además una vida útil de entre 6.000 y 8.000 horas.
Ahorro comparativo en el uso de lámparas de bajo consumo
Según los datos publicados por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, se pueden establecer las siguientes comparaciones en el consumo de la energía eléctrica en el hogar, considerando que una lámpara tradicional de 100 W proporciona la misma luz que una lámpara de bajo consumo de 20 W.
También hay que saber que el período de un año, y teniéndolas encendidas cinco horas diarias, el consumo de cada una será, proporcionando la misma luz, el siguiente: 100 W, cinco horas por día los 365 días llegan a los 182.500 Wh. La de 20 gastará 36.500 Wh.
Si se considera una tarifa residencial, un menor consumo en la cantidad de energía redunda en un menor impacto en el importe de la factura.
Asimismo, hay que tener en cuenta que como la vida útil de una lámpara incandescente es de 1.000 horas, son necesarias ocho de ellas para alcanzar la vida útil de una de bajo consumo.
El costo de las ocho lámparas incandescentes es de 32 pesos (estimando un precio de 4 pesos de una lámpara de 25 vatios), que comparado con una de bajo consumo de buena calidad y con mayor luminosidad, que ronda los 30 pesos, da un ahorro de 2 pesos, que se multiplica según los ambientes del hogar.
Por otra parte, no sólo se habla de un ahorro económico, sino también en el daño medioambiental: algunas asociaciones dan su visto bueno a este reemplazo de tecnología, ya que al no tener que cambiar las bombitas tan seguido, la producción de residuos no degradables es menor.
Asimismo, se destaca que los fabricantes de lámparas de bajo consumo han reducido la utilización de mercurio y esto implicaría un beneficio ecológico a largo plazo, aunque por ahora es sólo un vaticinio.