Con inteligencia colectiva, Boca sigue en lo más alto

El conjunto xeneize mantiene su paso firme y venció a Tigre por 1-0; la capacidad del grupo, con el liderazgo de Riquelme, le permitió vencer a un rival que por momentos lo incomodó; Erviti, la figura del puntero.
Inteligencia: (Del lat. intelligentia).
1. f. Capacidad de entender o comprender.
2. f. Capacidad de resolver problemas.
3. f. Conocimiento, comprensión.
4. f. Habilidad, destreza y experiencia.
Cada una de estas acepciones que ofrece la Real Academia Española son ideales para entender por qué Boca está en el escalón más alto de este Apertura. Porque este sólido andar, de casual no tiene nada. Ganar sin lucir también es un patrimonio importante para un equipo con pretensiones de quedarse con el cetro del fútbol doméstico. Demostró ayer el equipo de la Ribera, que sabe solucionar acertijos como los que le presentó ayer Tigre. Y la verdad, es que cotiza alto el equipo que tiene conocimientos de las necesidades del conjunto y puede sostener objetivos de esa manera. Saca diferencias con esos argumentos, cinco puntos ya lo separa de su perseguidor, en el meridiano del torneo.
Este equipo modelado por Julio Falcioni, no se queda atado a lo que le puede dar un sólo individuo, sino que interactúan sus componentes para alcanzar una meta. Comprendió que no podía soportar la dinámica que le propuso el rival en la primera parte del juego y fue paciente para tener su chance. Tigre se ofreció solidario para evitar que crecieran los mejores talentos de Boca: Riquelme y Erviti. Se desdoblaron en esfuerzos, Leone, Gastón Díaz, Román Martínez, Diego Castaño y Diego Morales, para ir a atrapar el balón, poniendo tres jugadores encima del rival que tuviese el balón.
Le llevó 13 minutos descubrir que el rival podía sufrir alguna distracción. Que en medio de esa tormenta de energía que había desplegado el equipo de Victoria, había un ápice de luz. Y la experiencia y lucidez de Riquelme fue el punto de inflexión. Porque él advirtió que Rivero estaba sin marca y de allí se escribió el desenlace esperado. Es que más allá de que Castaño fue el que terminó convirtiendo en contra, fue el conjunto de la Ribera el que lo empujó a cometer ese error, con el N° 10 otra vez ejerciendo el liderazgo, ayer, también desde lo grupal.
Es verdad que no fue la mejor versión del líder del Apertura, pero con lo que hizo le alcanzó. Porque ha logrado que cada una de las piezas que conforman el equipo adquieran el conocimiento suficiente para advertir qué necesita el grupo. Fue Erviti ayer el que le puso cuotas de juego, especialmente en el segundo tiempo, para darle un poco de aire a un Riquelme cansado de aguantar tanta presión rival. Y Rivero se encargó de aportar despliegue para soportar a Tigre cuando hizo correr el balón y Boca no podía encontrar su juego. Pero también Erbes, fue una rueda de auxilio interesante. Le costó acomodarse en la primera mitad, pero en los últimos 45 minutos fue muy importante en la contención.
Contó también con la habilidad de los hombres del fondo para sostener la estructura. Desde la destreza de Orion, construye su muralla, porque fue el arquero el que estuvo bien ubicado en el único remate de peligro que tuvo Tigre en los pies de Echeverría. Con la veteranía de Schiavi desactivó algunos ataques y apagó, tirándose hacia el balón, el último intento del rival que estaba a punto de quedar en los pies de Botta. Y con la disciplina de Insaurralde y Roncaglia, terminó por demostrar que el conjunto tiene un alto grado de compresión de cómo se debe defender la punta del torneo.
Tuvo en Riquelme la pausa de siempre, el manejo de la pelota parada y en Clemente lacerantes corridas hasta el fondo de la cancha. Pero no estuvo en ellos la clave. Tampoco dependió del gol de Viatri o de la explosión de Mouche. Boca se quitó de encima a Tigre, por esa capacidad que ha desarrollado en este campeonato: la inteligencia para descifrar qué pide el partido y qué se debe hacer colectivamente para ganar.