Aunque lo envuelven la ansiedad y el entusiasmo de los hinchas, el líder del Apertura, con todo bajo control, no cambia su actitud distendida.

Camina con paso seguro y firme. Se pone de cara al sol y recibe el baño de energía que le aporta. Nada parece haber cambiado para Boca en el tramo final del campeonato, con una coronación en el umbral de la Ribera. Casa Amarilla brilla y acumula fanáticos colgados de una tribuna. Quizá como ninguna otra mañana de este semestre. Se advierte en el aire la buena onda que envuelve el predio Pedro Pompilio, ahí donde Juan Román Riquelme es el rey y sus compañeros son sus soldados más fieles. Una nueva consagración está cada vez más cerca de los xeneizes, pero los muchachos de Julio Falcioni no modifican su rutina. Compraron el discurso de mantener la cautela y hacen de eso un culto. Nada de hablar de cuestiones que todavía no están consumadas. Eso de creer que el campeonato está resuelto no forma parte de la ideología del plantel xeneize. Mantiene el perfil bajo y ni los 25 partidos invictos, los 8 puntos de diferencia sobre su escolta, Racing, la chance de asegurarse el primer puesto el próximo fin de semana en Mendoza, en el juego ante Godoy Cruz, y la valla menos vencida hasta la 15» fecha en la historia de los torneos cortos les modifica el semblante.

No se inmuta este equipo por la presión que supone estar en la antesala de una nueva estrella para el club. Los tres años de sequía potencian las ansiedades de los hinchas, pero los que están dentro de la cancha transmiten calma. Ni las lesiones los perturban a esta altura. Suponían un problema y una preocupación para el entrenador, pero ayer parecieron desvanecerse en el aire: Nicolás Blandi, que sufría un fuerte dolor en el aductor derecho, y Walter Erviti, un traumatismo en la rodilla izquierda, trabajaron junto con el resto del grupo y su participación en el enfrentamiento ante Godoy Cruz estaría casi asegurada. Quizá por eso algunos jugadores, como Schiavi, Mouche, Chávez, Insaurralde y Somoza, cuando terminó el entrenamiento se hicieron un tiempo para tomar algo de sol, mientras miraban al equipo alternativo que podría jugar en la Copa Argentina. El entrenador, del otro lado, a un costado de la cancha, se sentó, se relajó y sacó conclusiones acerca del equipo que presentaría el miércoles 30 en Salta, ante Ramón Santamarina, de Tandil.

El mensaje está instalado en todos los futbolistas, titulares o reemplazos permanentes. Cuidar el buen clima del grupo es determinante y clave en este proceso. Prohibido cambiar cualquier esquema. Incluso, las bromas que se escuchan habitualmente, que nacen en el vestuario, ahora ya se escucha que se multiplican dentro de la cancha. No parece haber problema alguno si mientras Falcioni habla con Orion o Caruzzo, Erbes y Colazo se revolean botellas con agua con el único objetivo de empaparse. O si Matías Giménez se hace burlas con Laudonio, uno de los asistentes de la utilería, mientras Schiavi pergeña todo el operativo para mojar al propio Giménez.

Esto no se trata de un momento de relax vinculado a que el camino hacia el título está cada vez más limpio; en realidad, este clima es parte de Boca desde que comenzó el campeonato. Por eso, también se respetó el tiempo del sol para todo el cuerpo técnico y Falcioni quedó en el medio de la cancha, sin la remera, disfrutando de un día que pareció estar atento a ofrecerle un guiño al líder del campeonato, para que viviera una jornada casi perfecta.

También es cierto que las fotos y los pedidos de autógrafos se multiplicaron en el último tiempo, pero la predisposición para esos menesteres está siempre vigente en este grupo. El playón de estacionamiento acumula cada vez más socios enfocados en conseguir una firma de los futbolistas. Los jugadores sólo se muestran reticentes ante los pedidos de la prensa para futuros compromisos en caso de una coronación. «Todavía falta mucho para eso», responde sin dudar y a modo de latiguillo cada uno de los soldados de Falcioni al dejar el vestuario de Casa Amarilla. Ni Riquelme se muestra permeable a semejante cosa. Justo él, que ayer comenzó con los trabajos que le permitan estar, al menos un rato, en el partido de una futura consagración. Si hasta piensa en llegar al partido con Banfield, donde parece haber más posibilidades concretas de una coronación. Por ahora el N° 10 sólo planea el viaje a Mendoza como compañía del grupo. Es que allí, en la cancha de Godoy Cruz, parece complicado que se resuelva el campeonato.

Nada perturba a este Boca que tiene el sello de Falcioni. Ni las lesiones, ni la ausencia de Riquelme, ni la inminencia de un título. Es tan difícil encontrar euforia o frases altisonantes en la antesala del título como complejo resulta marcarle un gol a Orión, Schiavi y compañía? Y en definitiva, es parte de su estilo. La marca registrada de este grupo.

DIXIT

«Todavía faltan cuatro fechas y son cuatro finales. Trataremos de seguir así porque estamos bien. Ahora tenemos un partido muy difícil ante Godoy Cruz, en Mendoza»

Juan Insaurralde

«El grupo estuvo siempre muy comprometido y aquel al que le tocó jugar y cubrir una posición, lo hizo muy bien. Tenemos ocho puntos de diferencia y la campaña es muy buena por donde se la mire»

Julio César Falcioni

«Tenemos confianza como equipo, sabemos que tenemos que estar siempre preparados para rendir; aquellos a los que les tocó entrar estuvieron a la altura de las circunstancias y siempre mantuvimos el mismo esquema. Este semestre se hizo hincapié en mantener el esquema y eso es importante porque uno ya sabe de memoria lo debe hacer»

 

 

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