Berlusconi: «No hay una alternativa creible a este gobierno»

El primer ministro italiano se presentó en el Parlamente para pedir el voto de confianza; «Las elecciones anticipadas no son una solución», agregó.Ante un hemiciclo semivacio porque la oposición decidió desertar el aula en señal de rechazo, Silvio Berlusconi pidió hoy la confianza del Parlamento «porque no hay ninguna alternativa creible a este gobierno» y porque «las elecciones anticipadas no serían una solución a los problemas que tenemos».

En un clima al rojo vivo, con la zona del Parlamento blindada, protestas de «indignados» en todas las ciudades del país y en medio de gran preocupación por la grave crisis económica y financiero que sacude a Italia, Berlusconi pronunció un discurso muy corto (menos de 20 minutos), en el que reiteró que su gobierno no va a tirar la toalla, sino que piensa concluir la legislatura en tiempos naturales (2013), más allá de los reiterados pedidos de dimisión de parte de la oposición.

Berlusconi se vio obligado a someterse a un voto de confianza -que tendrá lugar mañana-, después de perder el martes una votación parlamentaria crucial, relativa a la rendición de cuentas del Estado, que calificó en su discurso «un incidente técnico que determinó una situación anómala», de la que se excusó.

Desgastado como nunca y acorralado por escándalos judiciales y sexuales, Berlusconi como siempre se presentó como una víctima de «una campaña mediático judicial» de una «violencia inusitada». Como en otras oportunidades, reiteró que no piensa en absoluto en renunciar, como viene reclamando la oposición desde hace meses.

«No hay alternativa creíble a este gobierno», aseguró el premier, que descartó cualquier posibilidad de un «gobierno técnico» o de elecciones anticipadas, escenarios que dañarían al país en este momento de turbulencia financiera en Europa, golpeada por la crisis de deuda de la zona euro. «Hoy la prioridad es poner a Italia al reparo de la crisis económica», sentenció el Cavaliere. «Italia puede salir adelante, saldrá adelante y puede relanzarse derrotando una estrategia de paralisis y pesimismo», dijo.

El Cavaliere, de 75 años, prometió poner en marcha reformas relativas al fisco y a la justicia en lo que le queda de legislatura. Y atacó duramente a la oposición «fragmentada y dividida, es más: desaparecida» (en alusión a su decisión de retirarse del aula durante su intervención), que no tiene programa, algo en verdad cierto. Por otra parte, aseguró que su mayoría está «unida», algo, en cambio, bastante dudable.

Aunque se descuenta que mañana Berlusconi logrará tener los votos suficientes para superar esta nueva moción de confianza, son notorias las diferencias y tensiones implícitas en el oficialismo, tal como quedó demostrado en la votación del martes último sobre la rendición de cuentas, que el gobierno perdió por un voto.

«Mañana seguramente se logrará la confianza, pero no a un gobierno, sino que a un no-gobierno», escribió, muy gráficamente, el analista Stefano Folli, del diario Il Sole 24 Ore. La mayoría de los observadores, en efecto, cree que, más allá de que numéricamente Berlusconi podrá sobrevivir, su gobierno está en las últimas. Ya nadie cree en su liderazgo y en su capacidad de gobierno, desacreditado tanto a nivel nacional como internacional por su incapacidad de resolver los gravísimos problemas de Italia, estancada económica y políticamente, y también sacudida por una crisis «ética», tal como denunció hace unas semanas el episcopado italiano, que tampoco ya quiere saber nada con Berlusconi, según la oposición, solo interesado en resolver sus cuestiones personales y en sus fiestas nocturnas con «escorts».

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